La disfunción eréctil suele tener su origen en problemas del sistema vascular. El pene necesita un flujo sanguíneo suficiente para estar erecto, y ciertas afecciones pueden comprometerlo. Las causas más comunes de disfunción eréctil, especialmente en hombres mayores, son las afecciones que obstruyen el flujo sanguíneo al pene. Enfermedades y afecciones como la aterosclerosis (endurecimiento de las arterias) pueden impedir un flujo sanguíneo adecuado y provocar disfunción eréctil. La hipertensión arterial y las enfermedades renales crónicas también pueden contribuir a este problema. Además, la presión en las cámaras del pene desempeña un papel fundamental a la hora de lograr una erección.
El sistema nervioso desempeña un papel fundamental en el proceso eréctil. Cuando se produce una alteración en el sistema debido a determinadas afecciones, puede provocar disfunción eréctil. Por ejemplo, la esclerosis múltiple puede afectar a la capacidad de un hombre para mantener una erección. Otras afecciones que pueden interferir son la enfermedad de Peyronie y los efectos neurológicos de los tratamientos para el cáncer de próstata, como la radioterapia.
Los desequilibrios hormonales, a menudo derivados de enfermedades endocrinas, pueden afectar negativamente a la función sexual del hombre. La diabetes de tipo 2 es una de las afecciones notables de esta categoría que puede provocar disfunción eréctil. Los trastornos hormonales también pueden ser culpables de la disfunción eréctil y, en algunos casos, pueden tratarse y restaurar la función sexual.
Algunos medicamentos pueden afectar a la función eréctil. Aunque en los datos facilitados no se mencionan los medicamentos concretos, es evidente que algunos pueden inhibir las señales nerviosas necesarias para la erección.
Las lesiones, especialmente las relacionadas con las arterias del pene, pueden causar impotencia. Además, los tratamientos para el cáncer de próstata, como la cirugía de próstata, también pueden provocar disfunción eréctil. Del mismo modo, las lesiones traumáticas de las arterias del pene pueden ser una causa directa de impotencia, aunque en algunos casos pueden curarse.
Los factores externos y las elecciones de estilo de vida pueden influir en la disfunción eréctil. El consumo excesivo de alcohol, por ejemplo, puede provocar fallos ocasionales a la hora de lograr una erección. Además, afecciones físicas como las enfermedades cardiacas, el colesterol alto, la obesidad y el tabaquismo pueden causar disfunción eréctil.
La impotencia no se debe únicamente a causas físicas.
Los problemas psicológicos o emocionales pueden afectar significativamente a la capacidad de un hombre para mantener una erección.La depresión, el estrés, la ansiedad, los problemas de pareja y otros problemas de salud mental pueden interferir con los sentimientos y la función sexual.Algunos hombres pueden lograr una erección a veces, pero no de forma constante, o pueden conseguir una erección pero ser incapaces de mantenerla.Esta inconsistencia a menudo puede estar vinculada a factores psicológicos.
Aunque algunos casos de impotencia, especialmente los que tienen causas médicas, pueden no ser curables, existen varias opciones de tratamiento que pueden ayudar a restablecer la función sexual. Estos tratamientos van desde los psicológicos hasta los hormonales. Además, existen métodos para tratar la disfunción eréctil que eliminan la necesidad de tomar pastillas.
La impotencia, también conocida como disfunción eréctil, se manifiesta de diversas maneras. Algunos hombres son completamente incapaces de lograr una erección, mientras que otros se enfrentan a capacidades de erección inconsistentes o a la incapacidad de mantenerlas. También hay casos de impotencia causada por problemas psicológicos, trastornos hormonales y lesiones traumáticas que pueden curarse. Es esencial que los hombres que experimenten síntomas busquen orientación médica para determinar la causa raíz y el tratamiento adecuado.